miércoles, 16 de julio de 2008

Construção

Una de las más extraordinarias canciones que he escuchado en manos y labios de Chico Buarque, con sólo una estrofa y la música que cuenta la historia que apareció en una breve nota de un diario en Brasil. Es para darle un toque más a mi rundición, pero con la magia de este gran, gran hombre. Aplausos.

martes, 15 de julio de 2008

Diatriba de amor contra el amor por si alguna vez aparece (O de cómo me robé el inicio del título de un libro de García Márquez)



Aquí hace menos frío que en la calle
hay leña para un fuego,
no mucha pero bueno
un poco de calor no viene mal.

Aquí hay una canción que nos descansa
un hueco para el alma,
sentirse como en casa,
un alto en el camino nada más

Pasa, entra, y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre en nada nada
de las cosas que ha escuchado y desespera.
Pasa, entra, y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene
y se levanta con la fuerza que le queda.

Pasa, entra, y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción que la que sabe y la cantó
y si no la sabe... tararea.
Pedro Guerra


Se supone que ya había escrito como emulando los manuscritos del Mar Muerto. Por karma o mejor dicho un acto pendejo de mi parte, se me borró tooooodo lo escrito y tómala, que se guarda. Es decir, se guardó esta puta página en blanco. Hoy, que amanecí con la ternura andando (es que sí hice mi ejercicio reiki que consiste en caminar descalza en un parque para estar a tono con la naturaleza. De entrada, una chinga porque llovió durante la noche y como que mucho pasto no había, así que más que caminar fue patinar por el lodo, y en segundo lugar, esperar que no se me infectaran los pies con "la naturaleza" de nuestra jungla asfáltica). Debo reconocer que me ayudó, y mucho. Ayer me dieron la noticia -que para mí ya no es noticia- de que estoy más enferma de lo que los doctores y yo creíamos, pero como soy escrupulosamente necia, estúpidamente terca y encabronadamente jodona, decidí que me iba a sentir bien, con tan buena fortuna que lo conseguí. Llego a clase de reiki, salgo de ahí convencida que no hay pruebas ni castigos sino circunstancias y enseñanzas, le llamo a mi amigo Rulis, mi hermano del alma que no de sangre, y nos quedamos en ver ya muy noche. Una dama no debe estar en el depa nuevo de un caballero durante la noche. Pero como yo no soy una dama, y como Rulis primero deja de leer a Ítalo Calvino antes que intentar seducirme, nos la pasamos hablando y riendo, llorando y creyendo. Mientras yo fumaba él me contaba de Victoria, la mujer que ama.


Ahí se me ocurrió el título de esta entrada. Aunque a decir verdad, no sabía ni puta madre cómo iniciar este escrito. Es como si a un cantautor se le ocurriera primero el título de la canción. Chale.


He dicho te amo desde el alma dos veces. No diré nombres: secreto de profesión. Las dos por convicción y con harto miedo. La primera porque era la primera, y la segunda, evidentemente, porque ya llevaba dos que tres raspones en mi hipotálamo así que mientras él me pedía sin muchas ganas que no lo dijera lo solté y la presión se me bajó mucho más allá de la planta de los pies. Debo decir que valió la pena y que si de algo tengo, o debo estar arrepentida, fue que sin importar los millones de veces que lo dije, nunca fueron suficientes. No en su momento.


Creo que fue en la segunda vez donde descubrí aterrorizada la fobia que me aqueja de amar, de que me rechacen y del abandono. Pero bueno, la única manera de vencer a los monstruos es conocerlos y tuve que hacerles frente. Llevo dos de tres: aprendí a soltar. ¿Enamorada? Uff, me enamoro todos los días y creo que de eso vivo. ¿Querer? Sólo unos cuantos. Muchos menos de los que pueden pensar mis dos lectores consentidísimos. Entendí que querer es un juego donde la única persona que sabe que juega eres tú, que el ser querido puede querer jugar, quizá ni siquiera sabe que está jugando o simplemente no le interesa. Es lo de menos. A mí me llena querer. Ahora viajo sola y aún cuando de vez en cuando la nostalgia me asalta y mi venia inmunda de Bridget Jones llega y se instala plácidamente en mi sillón, decido que me queda mucho por conocer y que cuando al fin llegue quien tenga que llegar, hallará un cuento quizá no tan bien narrado como Sherezada, pero lleno de sorpresas y de esperanzas que lo mantendrá a mi lado hasta que sea tiempo de comprarnos dos mecedoras y de preguntarnos cómo empezó toda esta vaina de reconocernos.


He dicho muchas veces que el amor apesta. Y lo digo con fe de la legalidad del hecho que me trae a esta palabra. Que a veces se da sus lujos y huele bastante bien. No sé cómo será su olor de quien yo ame esta vez. Su sabor, su color, si será como un bosque en día lluvioso, o como el mar con luna menguante, o como una noche citadina donde sales a comer castañas al Zócalo. Yo sólo pido, a diferencia de Oliverio Girondo que exigía que supieran volar, una cosa que se divide en tres: que sea carne, alma, y que sea amor.


¿Cómo saberlo? Supongo que si lo supiera yo no estaría escribiendo estas pendejadas. De momento, me estoy poniendo fomentos de agua con sal por unos hematomas emocionales recién paridos. Nada de cuidado si se toma en cuenta el viejo refrán de "Si te va a tocar aunque te quites, si no te toca, aunque te pongas". Así que puedo decir que en dos días, perfeccioné el buen hábito de soltar, aprendí a esperar sin sentarme a tejer sino decidida a vivir.


De hecho, ni siquiera es una diatriba. Creí al principio que podría ser una verborrea acerca de las relaciones emocionales pero luego me di cuenta que no, que con el permiso de mis dos lectores, me estaba hablando a mí, y al final también a él. Ni a la ofensiva ni a la defensiva. Tal vez juez y parte, víctima jamás, que el complejo Dolores del Río no es para mí.


Así que Amor, con mayúscula inicial porque supongo que tendrás nombre propio y hasta apellidos: Sé que encontrarte es más difícil que la Alquimia y que uno puede ir por la vida en aprendizaje forzoso y hasta con lecciones especiales. Pero despreocúpate, que en mi caso no hay prisa, la puerta está cerrada, pero las ventanas abiertas y creo que sabes dónde está el timbre. Pero si no lo sabes, es bastante visible. Y como dice Pedro Guerra, "...Pasa, entra, no importa lo que fue pero será lo que será y alguna forma encontrarás para pasar por esa puerta...". Un día nos veremos, y ya te contaré cómo me fue.

miércoles, 2 de julio de 2008

Si siguen buscando a quien vuela... (De Oliverio Girondo)


Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se demudan,

se adormecen, se despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se aletargan, fallecen, se reintegran,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehuyen, se evaden, y se entregan.

Y un poco amargadita...

Sí, está visto que no me debí volver fan de Bridget Jones nunca en mi vida. Me vale madres. Con una sobredosis de hoynomepuedolevantar que llevo desde el lunes, y dispensen mis dos adorados lectores pero es que la rundición es mucha, me dispongo a vomitar en donde me sea posible -es decir, aquí- todo el yeyo que me incomoda porque mis amigos ya tienen los problemas suficientes para que yo les llame con mis garrapatas energéticas. Además, una, que hace reiki, toma anti depresivos, va a yoga, meditación y cree en la energía del universo y la luz del mundo, tiene mucho derecho a sentirse de vez en cuando de la chingada.

Treinta años. Casi treinta y uno. Reinventándose cada día con la firme esperanza de que cuando llegue el sueño sea autojustificable la respiración del tiempo que permaneció despierta. Sabe lo que es morir del alma y oh sí, que el cuerpo siga funcionando aunque el corazón sea sólo una parte incómoda que lata sin importancia. De pronto y sin previo aviso, vuelven las mariposas en el estómago (en realidad lo mío son vampiros que se mueven a la velocidad de un colibrí, qué más da). Con fobias irremediables, como embonar en otros labios y que un día sin motivo ni por qué la boca ajena desaparezca y entonces haya que empezar a tejer con un poco de dolor la colcha de retazos los recuerdos para la vejez, que no es otra cosa que el seguro de vida contra la mala memoria: Nada peor que llegar a viejo (a la edad que se tenga) y olvidarnos de todo.

Caminando por el gusto de seguir. Sarcástica, porque es el mejor escudo contra la desilusión, aún cuando la ilusión sea una cosa que me venga guanga. ¿Lo ven? Este es el mejor ejemplo del sarcasmo. Evaporándome de vez en cuando y en todos los estados, menos el sólido que se me complica mucho, quizá porque la seguridad se me complica bastante. ¿Qué chingados tiene que ver Bridget con todo esto? Bueno, de entrada, porque llevo dos días viéndola. Algunas veces he soñado con alguien, es más, tres veces. Tiene cara, de hecho. Y de hecho no lo van a creer, pero diré uno de mis secretos más cursis y más antiguos. Cuando iba en secundaria, soñé una feria, en un pueblo. Yo caminaba rápido, porque una estrella se había caído y había que tomarla enseguida. Pero del otro lado también alguien se acercaba, así que corrí. Y él también. Llegamos los dos juntos. Y la estrella era tan pequeña, pero tan pequeña, que cupo en el dedo índice de la mano izquierda de cada uno. Fue la primera vez que lo pude ver. La segunda vez... Bueno, fue muchos años después, igual que la tercera. Desde entonces, no ha vuelto a aparecer, a pesar de las noches que me he pasado invocándolo y pidiéndole ayuda. No me preocupa no encontrarlo, me aterra la idea de que exista y peor todavía, el hecho de que un día yo logre reconocerlo.

Dirán que estoy drogada. No. De hecho llevo la dosis exacta de Sertralina y Topamax. El Rivotril aún no me toca. Sólo sé que sentirme como me siento es muy humano, que se puede ser infeliz y descansar dos días mitigando el dolor entre tus sábanas para que entonces surjan las palabras y dejes volar las mariposas hasta donde alcance tu imaginación. Así como sé, que puedes ser feliz viendo tres películas mientras tomas chela y haces piojito y luego te vas a dormir aunque no duermas. Tienes planes laborales y aunque no se concreten sabes, porque algo te lo dice, que naciste para eso, que no hay pruebas, sólo circunstancias. Tienes amigos que te aman y ahí están, abrazándote, escribiéndote, sacándote de tu holgazanería. Y el mayor ejemplo de que no hay castigos, simplemente enseñanzas.

Así que ahora, después de este vómito verbal, deseo que cada uno tenga una noche feliz e infeliz, realista y soñadora, sumisa por convicción más independiente por opinión... Ah chingá, ¿quién dijo eso? Ok, simplemente, tengan la noche como mejor les plazca. Pero a fin de cuentas y después de todo, siempre existe la posibilidad de alejarse un poco del cuadro para admirar bien la obra.

Y aunque no me lo pregunten... Sí, tal vez algún día volveré a ver El diario de Bridget Jones. Pero por este año creo que fue suficiente. Como este escrito. Regresaré cuando tenga que regresar... ¡Ah, claro! Un feliz aniversario para el matrimonio Fox Sahagún. ¿No me invitan a su rancho? Digo, para hablar de sus proyectos inconclusos sobre la cultura. Es que ¿saben? lo de la macro biblioteca me tiene un poco inquieta...