viernes, 5 de septiembre de 2008

The Truth About Cats & Dogs




"Correcto: El rechazo te mata... La desilusión sólo te deja lisiada".
Abby Barnes


No, si yo lo sé, chingao... Para qué tiento al destino diciendo viva la armonía si ya sé que en cuanto pronuncie esas palabras imperdonables me va a caer el chahuistle encima. Todo era felicidad en mi jueves de Júpiter, salí a cafetear cual ya es costumbre con dos de mis amigas, regresamos a una hora decente de la noche y en cuanto entro a casa, muy a pesar de haber tomado sólo café descafeínado... Me llega el fantasma del insomnio tipo no-tengo-inspiración-así-que-no-escribiré-nada-y-en-la-tele-hay-pura-porquería. Ok, entro a MSN. Para mi sorpresa, de mis tantos contactos, ni uno solo conectado. Me relleva.


Después de unas largas, largas horas papando moscas en la web, decido ver qué pendejadas ofrece el canal 615. Y ya me habían hablado de ella: más de cuatro personas me decían que debía ver esa película completa, que era yo y mis inseguridades, que cómo no me llamé Abby, que blablabla... Pero como sigo insistiendo en que mi complejo es el de Bridget Jones, pues no pelaba la movie... Hasta que llegó la hora chacualona en que los astros se alínean para que me dé tinta que oh sí, aparezco que ni pintada en la cinta The truth about cats & dogs: la historia de una locutora que enamora a un tipo por su manera de pensar, por su buen ánimo y su sarcasmo, pero que cada que se mira al espejo entiende que, por lo menos para ella, no se hizo el adjetivo hermosa. Cualquier parecido con mi secreta realidad es mera coincidencia...


Una vez terminada la película, francamente, yo quería volver a verla. No sólo quedé fascinada con la historia, también con el personaje de Janeane Garofalo, que interpreta a la susodicha Abby. Ok, estoy segura que no es la mejor película que he visto y también sé perfectamente que para ustedes, mis dos lectores de sololoy, puede ser más currrrrrrsi que la idea de Fey cantando la rola de Abuelito dime tú de Heidi. Pero me gustó la frase que puse al principio y nomás por eso decidí que sería bueno escribir sobre los perros y los gatos, hombres y mujeres, y el extraño complejo que tengo de Cyrano de Bergerac. El final estuvo del cocol, tampoco me creo el "Y vivieron felices para siempre", especialmente cuando supongo que una estadística bastante considerable de terrícolas preferiría pasar la vida en una isla desierta con una de las tres novias de Hugh Hefner (o con las tres si es posible), a pasarla con, no sé, digamos... Virginia Woolf. Pero no se sientan especiales, oh féminas, que también tienen lo suyo: Un millón de veces estar con Tom Cruise (en versión heterosexual) a pasar el día discutiendo con alguien que tiene pinta de Woody Allen.


Ok, que tampoco se diga que me creo la más pinche fea del mundo (sí me lo creo) ni que he arrastrado hasta aquí mis ganas de autoflagelación tan sólo porque ando menstruando. Sólo intento decir que ahora cuando la web te ofrece un mundo al alcance de tu pantalla, pues eso, que resulta chido ver letras pero a la hora con quince ya pediste mínimo una foto. Ok, ya me perdí, es que amanecí de malas porque no he dormido ni dos horas seguidas.


El caso es que me gustó, el caso es que valió la pena mi desvelo tan sólo por el simple hecho de vomitar todo mi sarcasmo desde mi cama y mirando una historia que no me parece del todo tan ficticia. Salvo el final, que ya aclaré.


Así que como dijera conocido charro mexicano: Con esta me despido por el día de hoy, que promete ser venusino pero para mí sólo es un viernes con la ilusión de que el día se logre pintar aunque sea un poquito de color turquesa.






No hay comentarios: