miércoles, 29 de abril de 2009

Sálvate, Benedetti!!!

Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida:
esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht


No importa si Benedetti es, para algunos cuadrados de la literatura, un poeta sencillo. Quizá para mí, lo que importa en él es que a cada paso, con cada estrofa, en cada línea, ha cumplido su cometido: ser amado. Hoy, a esta hora, en algún hospital del mundo, Mario Benedetti sufre un dolor crónico del cuerpo, que es de lo que menos debería sufrir un poeta. Ochenta y nueve años no son suficientes (no para mí) para dejar constancia con frases llenas de amor -...Porque has venido a recoger tu imagen, y eres mejor que todas tus imágenes...-, en guiños religiosos que no esconden otra cosa salvo preguntas que no han obtenido respuesta celestial

-...Padre nuestro que estás en el exilio/ casi nunca te acuerdas de los míos/ de todos modos dondequiera que estés/ santificado sea tu nombre...-, en despedidas voluntarias e involuntarias que, como diría Sabina, no maquillan un hasta luego -...Te marchas tan pobre y me dejas tan rico...- o quizá la frase sarcástica que intenta redimir a los dictadores: -Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo...-.


Sí. La verdad es que estoy enamorada de la sencillez de un hombre que en horas de oficina le robaba el tiempo a un memorándum y escribía un poema, apuraba los pasos de una hoja contable para terminar un cuento (con sabor a poesía) y todavía le quedaba tiempo para salir al mundo y no sólo enterarse, sino participar de él. Es por eso que Defensa de la alegría, Por qué cantamos, Chau pesimismo, y sobre todas las cosas No te salves, han sido parte no suplementaria, sino imprescindible de mi medicamento para día a día, golpe a golpe y verso a verso, respirar (con influenza o sin ella) y justificar mi paso por la palabra. Porque no me sabría sin la de Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno.


En tierra mexicana las cosas no están muy bien. Pero ya otros se ocupan de hablar de ello. Yo, hoy, me ocupo de encender una vela y elevar una oración hasta el cielo, de enviar gran parte de mi alma y de decirle a mi poeta de cabecera que en estos días no, por favor, no se quede inmóvil y al borde del camino.


NO TE SALVES


No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca.
No te salves, no te llenes de calma.
No reserves del mundo sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados pesados como juicios
no te quedes sin labios no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo.

Pero si pese a todo no puedes evitarlo
y congelas el jubilo y quieres con desgana
y te salvas ahora y te llenas de calma
y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo

y dejas caer los párpados pesados como juicios
y te secas sin labios y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo

2 comentarios:

Mafalda dijo...

Me fascina Benedetti... no necesita frases rebuscadas para decir cosas hermosas.. cosas que te tocan el alma... cosas que te dejan pensando ...

Saludos!

chacho dijo...

TRANSPARENCIAS.
Cuando te conocí y empecé a tratarte sabía que eras especial, diferente; pero cuando te comencé a leer era un hecho, sentía lo extraordinaria que fuiste para mí en ese momento y desde ya decrete para ti (sin que lo supieras) lo que eres en este momento y lo que serás.
En mi vida han existido momentos muy complicados para mí y llegaste en uno de ellos, mejor dicho, en el mejor de ellos y este relato describe la espera de tu llegada y platicar y platicar me sacaste de esa y para mi fuiste la transparencia que esperaba, que anhelaba; desde ya he aprehendido muchas cosas.