martes, 30 de septiembre de 2008

Diez veces diez... Una vez cien...


Me parece que vivo
que estoy entre los ruidos
que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizá me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada.

He dicho "me parece"
yo no aseguro nada.

Oliverio Girondo


Ya llegamos pues, al escrito número cien de este capítulo de mi blog. Una nueva vida desde febrero de 2007 que se iluminó desde que entendí la felicidad partiendo de mí, que no de él, como quiera que sea su nombre. Hacia mi lado derecho, un sillón que se envuelve con verdades y dos almohadas para cuando el sueño sea un asunto de urgencia y pueda cerrar los ojos sabiéndome latente y existente. A la izquierda, el corazón. Tum tum. Tum tum. Tum tum. La zurda es el lugar donde me he instalado y ya no me impide respirar cuando padezco la enfermedad ingrata. Caídas libres, algunas con descalabros y otras con la buenaventura de salir intacta, pero eso sí, experimentada.


Aprendiz de hada. Doctorada en vida. Catedrática en lágrimas: las que limpian y las que inundan. Las que son llovizna y tromba. Las que son sal y azúcar. Con la consigna de Oliverio: Llorar a lágrima viva, llorarlo todo...


Tal vez recomenzando cada noche. Llegando a esta comarca para el vómito verbal, el desahogo emocional y las nostalgias, siempre vestidas en azul: índigo, cobalto, celeste, marino... Hasta llegar al turquesa, que es más bien y al final de cuentas, un Azul Albanta.


Agradecida con mis dos lectores queridos. Por leerme, por sobrellevarme, por aceptarme. A los que llegaron por casualidad y se quedaron un rato, como visita de cortesía. Y a los causales, que saben finalmente lo mucho que disfruto saber que, a pesar de tener el oficio más solitario del mundo, el resultado es con la intención de hacerlo estallar en muchos ojos.


Mi escrito número cien dentro de blogspot... Para nadie en general, para todos ustedes en particular. Ya llegaremos a los doscientos, y si para entonces el universo conspira a favor de esta mujer, les contaré el secreto acerca de la piedra filosofal para amar y ser amada.


Entre tanto, mientras tanto y siempre al tanto: Gracias. Que las deidades oníricas los cobijen y lleguen hasta su alma para hacer realidad cada secreto que nunca me han contado. Los quiero.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Estadías de la Luna Azul.


COLD IN HAND BLUES
Y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo...
Alejandra Pizarnik
Escuchando a la Julieta Venegas, concretamente Limón y Sal... Qué quieren, no siempre soy ácida como para chutarme al Sabina, al Calamaro o al Páez, ni tan depresiva para escuchar al Popceransky, Abel Velázquez o Raúl Ornelas...


Exactamente no sé por qué ando en este lugar, si no he pensado concretamente qué decir. Mis rosas se secan a paso lento. Un pétalo de la rosa roja, la amada, cae sobre la rosa ya pálida, la amante. Pienso en cuando mis flores sean un recuerdo parecido a la naturaleza muerta. Aunque difiero del término: tal vez estática, pero no sin vida. Quien ha tenido una buena dosis de ella no puede decirse que después del último aliento se quede como si tal cosa...


Por eso no me quise morir a la hora de la hora, porque sabía que aún muerta tendría mil planes en cuenta y sería un poco más difícil de lograrlos que respirando.


Tengo miedo. Tengo anhelos, tengo medicamentos, esencias florales, frutales y muchos besos que tienen domicilio anónimo, pero destinatario conocido. Cuento con cigarros, mantras, unas calcetas de lana que me regaló mi padre para que no me duela tanto el pie, hadas bondadosas, luciérnagas para cuando se me va la luz del alma y el sentido de que tiene sentido estar aquí. Con todo y los temores y temblores.


¡Ay Amor con nombre propio! ¿Cuánto valdrás la pena para que mis pies de plomo encuentren polvo de estrellas y quieran volar igual que mi mente? Si te intuyo y de repente me detengo, apareces, te instalas con tu histérico cinismo y te vale un carajo mi pasado. Si me dices que yo soy mía y yo te digo te equivocas que soy tuya. Si me das libertad cuando me siento tan cómoda en tu pecho y no quiero volar porque tengo sueño. Si estás pero te vas, si nunca te detienes y yo por eso te sigo, porque nunca paras, porque dices y ríes como si el turquesa no fuera el color que tanto camino me costó encontrar. ¿Cómo sabrás entonces que me aterras por tu anormalidad y que a pesar de eso me sabes cuánto odio lo normal, lo cotidiano, lo civilizado?


Puedo ser mariposa y te concedo el derecho notariado para que me tomes entre tus manos y por lo tanto sepas que puedo elevarme más desde tu cuerpo que cuando sopla el viento. Puedo ser de papel y dejarme dictar palabras recién nacidas. Hoja blanca que se dispone y se propone ser escrita por tu tinta hasta que me alcance la vida. Quiero ser tuya para que siga siendo mía. Quiero ser mía para saber que puedo ofrecerme cada noche en sacrificio y contar tus latidos antes de morirme poco a poco para ti. Puedo perder porque no hay mejor juego que en el que apuestas con el triunfador.


Ser luna menguante para acunarte, luna llena para colmarte, luna nueva para asombrarte y luna creciente para siempre tener algo que decir.


Darte un par de canciones y esperar que un día de estos o uno de estos días tomes el pasado y este presente para decirme te amaré...


De lo perdido, lo que aparezca...


Hoy es lunes de luna. Desde ayer urgíame con prosaica necesidad venir y expresarle a mis dos lectores queridos, hermosos, preciosos y de vez en cuando sentenciosos, por el puro gusto de chisme, lo que me pasó la semana pasada. ¿Han visto El perro andaluz, la película de Buñuel y Dalí? Bueno, una cosa así pero a lo pendejo...


Nada, que la semana anterior fue de tropiezos y descalabros, encuentros y desencuentros. Incluso reencuentros. Pérdidas emocionales:


No sé si mi computadora, la mano amiga de un virus y mi pendejismo hicieron posible que se borrara de manera permanente de mi disco duro más o menos 500 archivos que durante los últimos tres años tuve a bien guardar, y tuve a mal no respaldar. Además de escritos y cartas, que son las que cuentan, también perdí como 200 archivos de mis imágenes, música... Qué le vamos a hacer, ¿verdad?


No, si neta que me sentí mal como una noche entera. Tan mal que entre mi mejor amiga y yo nos acabamos una botella de tequila y nos esnifamos la música que duele. Ouch. La cruda no es buena, lectores. Créanmelo. Yo todavía sigo teniendo frío, temblores, dolor de cabeza, sed, siento que mi gastritis está a punto de reventar y tengo cierto temor cuando paso por la tienda y veo refrescos de toronja...


Pero como la vida no puede ser tan ojete, porque oh vida no lo eres... Que me escribe uno de mis escritores favoritos: Gustavo Sainz (favor de buscar quién es Gustavo Sainz para que se sorprendan el por qué demonios todavía no leen su obra). Pues sí, que me escribe y que le respondo. El sábado como judía lo dediqué a la meditación y al descanso (en realidad no tenía ánimo ni de levantarme ni de meditar, así que nos la pasamos la mayor parte del día intentando dormir a pesar de que el mundo seguía dando vueltas).


¿Quieren saber qué aprendí? Bueno, si no quieren me vale: les voy a decir, así que pa' los que no, pues tápense los ojos... Creo que sí fue un sentimiento tremendamente demoledor el saber que las palabras y las fotos ya no estaban ahí. Que se había ido gran parte de mi vida, que no tenía entonces algo tangible, aún cuando fuera en la computadora, de lo que había sido durante tres años. Y créanme, fui muchas cosas. Pero después recordé un precepto: Tenemos que escombrar. Tirar todo lo que ya no nos sirve, como en un armario, dejar espacio para que llegue lo bueno. Así que decidí amortiguar mi sensación de zozobra con la idea de que estaba claro: muchas cosas buenas estaban por llegar.


El domingo quise escribir. Pero chingao, nadie se puede mover los domingos. Ya conocen mi exagerada postura antidominguera. Y sin embargo, me moví. Bueno, con decirles que hasta me bañé: Fui a reiki, lo que me dejó con la sensación de que la vida a pesar de sus mentadas no es tan mala como la sabemos. Igual la vida también sea bipolar, tetrapolar, pentapolar... Cuántas opciones para no desperdiciarlas sufriendo por algo que ya no tiene vuelta de hoja, ¿no les parece? Después comida con Sandría en algún lugar sabrosón del centro histérico. Regreso a casa, una siesta, una película... Y el encuentro lejano pero no distante que busqué nocturnamente con una de las razones por las que mi vida, señoras y señores, se ha convertido en un tenampa kafkiano.


Después de todo, en pie de letras. Con la vista al frente, los pies en la tierra y el alma en el cielo.

Aplausos.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Encuentros y desencuentros...

Miércoles confuso. El ánimo ni a la zurda, mucho menos a la diestra. Digamos que con la esperanza inapetente. De un lado, sujetándome fuertemente de mi buena estrella de la fortuna, del otro, maniatada ante tantas ganas de formular preguntas que se gestan en mi hipotálamo pero no alcanzan a estallar en la boca sino que entran en coma pausadamente y mueren apenas en la garganta.

Para cuando quiero gritar, no existo.

Almendrasalmendrasalmendras. Necesito una Mágnum con almendras. Necesito descansar de tanto polvo y como diría Bebe, pa' fuera telarañas. Soñar y soñar con las cosas buenas que en gerundio siguen latiendo en mi vida: vasos de cerveza, encuentros cibernéticos alineados por planetas pasionales, estos recientes diecinueve días, las últimas quinientas noches.

Hace unos doce años, Fernando Delgadillo era una parte fundamental de mi emocional cotidiano. Poco a poco fue diluyéndose hasta quedar, como una relación de novios cuando ya no hay coraje sólo recuerdo, las armonías que bienvalieron la pena. No terminaba de ubicar esta canción. Hasta hoy, que fueron las palabras escritas no cantadas que me hicieron invocarla y sorprendentemente, notar que la sé completa. Quedó que ni mandada a hacer para esta ocasión.

Llamo al muso que tengo desde los primeros escritos: mi duende parecidísimo a García Lorca pero sin el gusto por la fiesta brava. Llega con retraso: la nostalgia se respira y no quiero un episodio asmático de suspiros. Entonces, en vez de dictarme como acostumbra, frases no tan lúcidas ni tan coherentes pero al menos hilvanadas con surcido invisible, me hace saber que hoy soy pieza sólo de varias canciones.

Que no alcanzo, que sólo he llegado hasta el dolor, que he perdido la buena esperanza y me refugio en la piedad de la ilusión... Que no sólo tengo manos tengo un corazón y tengo la verdad enfrente como patria y el deber de caminar... Que hoy es un día de esos donde mandaría todo a hacer puñetas... Que la vida es una cárcel con las puertas abiertas, Verónica escribió en la pared con la tripa revuelta... Que no sé dónde va, que no sé dónde va mi vida, que no sé dónde va pero tampoco creo que sepas vos... Que no me vendan amor sin espinas... Que la vida no es un block cuadriculado sino una golondrina en movimiento... Que mejor que el ojo pongas la intención... Que nunca dice lo que piensa y casi nunca piensa como yo... Que no hacen falta alas para alzar el vuelo... Y qué cosa fuera la maza sin cantera...

Que Albanta baila y desenreda con los dedos su melena: desatar sus penas y a vivir... Su mirada, mis rarezas, las rosas rojas en fin... Que el sol no da de beber...

Y ante todo, tal vez, la última frase que habita la canción de Delgadillo: Empieza con Hoy y termina en volver.

De acuerdo, apaguemos los ojos y vayamos a dormir con el nombre besando mi boca: Que esta boca es mía.

Qué quieren, es la necedad de vivir sin tener precio. Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui...

lunes, 22 de septiembre de 2008

Dónde quedó el amor?


A saber: el amor propio puede ser un inconstante de nuestras vidas, que aceptable o no, vamos entendiendo que nos conocemos un poco más cada día, que quizá un día podamos apenas sobrellevarnos, entendernos, encantarnos o incluso habrá veces en que sí, realmente nos amemos a nosotros mismos. Que hay momentos en que mejor que el amor es valorar y sabernos.

Aunque todavía no sé explicar cómo saberme, pero sé que me sé.

¿Y del amor externo cómo andamos, Albanta?

Sentimos, vibramos, gozamos, creemos y muy a mi pesar, en frecuentes ocasiones también nos aterramos. Habrá quien diga que sólo nos da miedo lo que no conocemos, pero difiero de ellos. Creo que precisamente porque lo hemos vivido en carne viva, alma en coma y hasta con odio jarocho, sabemos a lo que le tiramos cuando estamos al punto de soltar esa frase angustiosamente necesaria que nos exige salir desde el fondo del hipotálamo, estómago, garganta y al fin labios: TE AMO.

Dice Antonio Gala (y hay que ver que Antonio Gala es un hombre sabio) que los respirables y de vez en cuando latentes sólo pueden ser amantes o amados. Debo confesar aquí que en general siempre he asumido de manera conciente, inconciente e incluso atrayente el papel de amante. Me parece más fácil: Si fuera amada no sabría lo que es morir sin morir, que es la forma más cruel de no morir.

Sí, quiero ser amante. Entregar porque no sabría qué hacer con lo que producen mis besos, mis abrazos, mis caricias y la mirada inequívoca de que ahí está otra vez, llamándome y confesándose que me esperaba para ser amado. Que tiene cuerpo y tiene voz. No lo sé del todo, una que otra vez he jugado a ser amada pero irremediablemente doy media vuelta y sigo con mi papel.

Hoy Albanta anocheció melancólica.

Hay dos rosas en mi escritorio. Una grande y altanera en color rojo que no desea terminar de florecer, la otra es rosa queriendo ser turquesa y en cambio, se abre hasta donde puede, aunque no tiene espacio para mostrar cuánto es en realidad lo que puede. A mí me parece que la primera es la amada, y sí, la segunda es la amante.

No quiero que me encierren en un plástico cuadrado y sin espacio para descapullarme (acabo de inventar una palabra). Quiero estar plantada en la tierra húmeda y salvaje para que crezca hasta donde me dé la gana. De esta manera, cuando mis pétalos se caigan, sabré con toda certeza que amé la noche y el día, la llovizna y las tormentas... Que puedo secarme tranquila porque ya supe lo que era un prado sin restricción. Porque algo tengo claro: jamás una rosa de invernadero.

Es que seguramente es el motivo principal por el que me gustan los girasoles. Apenas el viernes por la noche le encontré su sentido a las rosas, que como dice Aute: Es rosa por ella y no porque en ella respire una flor.

Una veintisiete de la madrugada. He fumado veinte cigarros contantes y no sonantes pero sí humeantes. Me enfrenté durante gran parte del día a mi transtorno bipolar, lavé trastes y tendí camas. Olí una ropa olvidada aunque no hacía falta: por más que pase el tiempo, siempre olerá al recuerdo todavía tangible.

No he olvidado. Ni a quien dejó partir al habitante de mi vientre, ni a quien me hizo sabor almendra, ni a quien me enseñó que las iglesias pueden ser lugares para admirar la ambición de los mortales. Tampoco a quien está.

Aunque de hecho, me pregunto si en realidad, ahora, aquí, yo estoy.


viernes, 19 de septiembre de 2008

Sobre historias de concreto...

No tengo tiempo de cambiar mi vida,
la máquina me ha vuelto una sombra borrosa.
Y aunque soy la misma tuerca que han negado tus ojos,
sé que aún tengo tiempo para atracar en un puerto...

Hace 23 años la naturaleza sacudió la selva asfáltica, parafraseando a Rodrigo González. Rockdrigo, quien murió esa mañana sepultado junto a su novia por el edificio donde vivía; muy cerca de la colonia Roma. Perder al poeta del nopal, como todos le llamaban, supuso un golpe encabronado y certero. Había muerto el maestro de la música rupestre. El caso no termina, hubo muertos, muertos, muertos y más muertos. Muertos anónimos, muertos de familia, muertos de amor, muertos de dolor, muertos desesperados, muertos sin casa, muertos sin sueños, muertos cansados.

¿Y cuál es el común denominador en el video? Había oscuridad, terror, desazón y sobre todo confusión. No sé ustedes, pero así me siento ahora y sin necesidad de desastres naturales. El caso es, que hay algo más. Miren fijamente. Otra vez si es indispensable. ¿Ya lo notaron? Había UNIÓN. De esa neta, donde no te importa quién sea el que toca a tu puerta, le das cobijo y lo abrazas para decirle no estás solo, entra, come algo caliente y después vamos a llorar de pena y de esperanza porque estamos juntos aunque ni siquiera sepa tu nombre. Lamentablemente, sólo puedo verlo en el video: ahora ni siquiera saludamos a quien tenemos a un lado: no vaya a ser que nos quiera asaltar, secuestrar o violar.
...Navego en el mar de las cosas exactas
voy clavado en momentos de semánticas gastadas
y cual si fuera una nube esculpida sobre el cielo
dibujo insatisfecho mis huellas sobre el invierno...

Creo en las enseñanzas de la vida. Creo en que fuimos uno solo y levantamos el ánimo cuando también había que levantar todas las viviendas, escuelas y hospitales que cayeron ese día. Chale, ni siquiera necesitamos que una autoridad nos lo dijera: reaccionamos y punto. ¿No podríamos hacer hoy lo mismo, aún cuando el terremoto al que nos enfrentamos sea el social?

...Camino romántico en una alfombra de estatuas
masticando en mi mente las verdades más sabias
como un lobo salvaje que ha perdido su camino
he llenado mis bolsillos con escombros del destino...
Rockdrigo González no tuvo tiempo. Pero aquí sigue, en la estación del metro Balderas, en cada Ama de casa un poco triste, en ese Distante instante y hasta en uno que otro Asalto chido.

Y como cada año te lo digo: ¡Te queremos, Rockdrigo, te queremos!



jueves, 18 de septiembre de 2008

Fernando Gil


Él dice que es un mono sapiens... Yo insisto en que en realidad es un mono sapiens sapiens, pero no he logrado convencerlo del todo. Según la Real Academia de la Lengua Albantesca, un monero es quien además de crear, dibujar y moldear, tiene el cinismo de manejar al sarcasmo como tal: son pocos los que entienden, pero cuando llegas a él te ríes, luego piensas, luego existes.

Del buen Fer se pueden decir hartas cosas: Una conciencia que a veces incomoda pero es irremediable, un amigo a prueba de balas, de conversaciones lagañescas y de compañías bipolares, esposo de la mejor elección que pudo haber encontrado en el mundo y sus alrededores. Pero mejor yo no hablo más (por única vez, tampoco se piensen mis dos lectores que me callarán por mucho tiempo), y que se los explique su obra.

Chingao, a ver a qué hora le puchan
http://nadadepolitica.wordpress.com/

Bueno, el enlace también está a un costado de mi página (sobra el comentario, pero así sirve que leen todas las pendejadas que tengo en la columna derecha de mi blog, jajajaja).

Y me despido por un ratito que tengo que seguir escribiendo una cartirijilla.

Mi buen Fer, en verdad, es un gusto haber encontrado persona como vos. A ver, ahora dime que no soy cursi...

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Perdonen la tristeza, diría Sabina...


"La guerra que se acerca estallará
mañana lunes por la tarde...
Y tú en el cine sin saber
qué es lo que pasa mientras la ciudad
se llena de árboles que arden.
Y el cielo aprende a envejecer..."

Joaquín Sabina


Hice de este espacio un lugar de remanso. Básicamente, el sitio que yo quería para apacentar mis emociones, las que nacen desde el alma y no pocas veces han muerto de causas naturales. Me cuestioné durante muchas horas qué tan bueno sería expresarme desde la otra parte que soy: La que hoy por hoy está asqueada de lo que sucede en mi país.


Al dar el grito de independencia, mucha gente suele sentirse más mexicano, nos gusta festejar y gritar "¡Viva México, Vivan los héroes que nos dieron Patria!" y un sinfín de cosas similares. No me opongo a las fiestas aunque a decir verdad tampoco la festejo. Pero eso no le quita NINGÚN, ABSOLUTAMENTE NINGÚN DERECHO a que un grupo de hijosdeputa siembren en mi país, en el lugar donde educo a mi hija para que respete y se haga respetar, para que acepte la diversidad sexual, mental, emocional y política de todo ser humano; el horror de no saber en qué momento habrán más bombas, más ejecutados, masacres, de qué festividades nos debemos cuidar, de quién depende que matemos el terrorismo (una palabra que parece nueva pero que haciendo el recuento de lo que ha sucedido no es tan reciente) y le pongamos fin de una chingada vez al temor no sólo de expresar nuestra opinión, no sólo de salir a trabajar o a divertirnos: incluso el hecho simple y bienganado de estar en nuestras casas. Ya lo dice una imagen de Matizze, un artista genial que no tengo el placer de haber visto toda su obra: "No queremos una guerra que nos mate ni una paz que nos oprima". Chingao.


Lo que ha sucedido en Morelia Michoacán es un abuso del alma. La historia de una mujer que perdió la vida protegiendo a su hijo de seis meses, la interrupción permanente de los sueños de quienes murieron, de quienes están mutilados, de quienes lo vivieron, de quienes lo vimos incrédulos desde la televisión de nuestro hogar.


¿Exigirle a quién? ¿A los gobernadores, que como el caso del poblano son alcahuetes de pedófilos millonarios? ¿A la policía, que son los que en un porcentaje alarmante planean los secuestros sin miramientos? ¿Al ejército, que violan entre siete soldados a una anciana de 73 años y se declara en su acta de defunción que murió por gastritis y no desangrada vaginal y analmente? ¿Al presidente de la república, que en su guerra contra el narcotráfico está más que visto que van ganando los narcotraficantes, como en partido de fútbol? ¿A la sociedad, que nos seguimos callando porque vemos que las cosas pasan "desde lejos" y sólo nos indignaremos cuando llegue nuestro turno de perder la vida, de sufrir el secuestro de un ser querido, de que nos quiten la quincena, de que no podamos ya salir ni de mañana ni de noche?


Puede parecer un optimismo forzado y una esperanza ridícula, pero sigo siendo partidaria de las palabras de Teresa de Calcuta: "Yo no odio la guerra, amo la paz...". Y con esto quiero decirle, a quien se tome el tiempo de leerme, que ya basta de quedarnos con los brazos cruzados, de aventarle la papa caliente a los demás, de decir que no podemos hacer nada. Sí podemos, sólo falta que lo creamos.


Y termino con otra frase de mi Joaco Sabina, de su misma canción:


"...Y sal ahí,
a defender el pan y la alegría
y sal ahí, para que sepan...
¡QUE ESTA BOCA ES MÍA!"


Atentamente, la Albanta, que se levanta y se tiñe de rojo porque no concibe otra forma para estar de duelo...

jueves, 11 de septiembre de 2008

Micro poemas...

Excelentes ideas y un agradecimiento a Pepe Grillo, que me enseñó este link y ahora lo pongo a la consideración de mis dos lectores abrumadoramente entrañables...

martes, 9 de septiembre de 2008

Y con dedicatoria...

Y es que digo yo que para que ir hasta Youtube, ¿no te parece?

¿Quién dijo que todo está perdido?


A veces nos cuesta trabajo entender cuál será la consecuencia de tropiezos, trastabilleos, caídas, desgana y rundición. Entendemos por vida el único acto de respirar y nos sabemos presentes únicamente por instinto de conservación. De pronto abrimos los ojos y ahí está, quietecita, mirándonos sin reproche por hacerla esperar, diminuta porque necesita que la alimentemos, la plenitud.


Plenamente capaces, dispuestos, felices.


Y oh sí, mis dos lectores queridos (que espero sigan siendo dos porque ya sólo me ha escrito uno), me empiezo a dar tinta de que he llegado hasta aquí, hoy, martes de Marte, dibujando girasoles a brochazos de puritito gusto. Con sabor a verdad, a complicidad, a luz... A colores.


(A lo lejos, alguien canta: "Sin oraciones quisiera pedir, si hay otras vidas que seas para mí, que no dejes de cuidar nuestro huerto, que la malva crezca como amuleto...". Es el Alejandro Santiago. Llega y se instala junto a mí para decirme que oh sí, hay vida mucho más allá de las canciones desamorescas que estoy acostumbrada a cantar en pose de Paquita la del Barrio)


Qué quieren, hoy amanecí sin pasado. Sólo con el buen sabor en la piel y el alma de saber que valió la pena cada paso para encontrarme con todo y pie enyesado en el punto que me trae hasta aquí. Con la mitad del corazón en un rinconcito de palma, y la otra mitad esperando a la vuelta de la Juan Antonio de la Fuente. Van a decir que si me drogué porque no me entienden un carajo. Perdón, lectores. Hoy quise escribir a puro localismo...


Espero las cerezas!!!

viernes, 5 de septiembre de 2008

The Truth About Cats & Dogs




"Correcto: El rechazo te mata... La desilusión sólo te deja lisiada".
Abby Barnes


No, si yo lo sé, chingao... Para qué tiento al destino diciendo viva la armonía si ya sé que en cuanto pronuncie esas palabras imperdonables me va a caer el chahuistle encima. Todo era felicidad en mi jueves de Júpiter, salí a cafetear cual ya es costumbre con dos de mis amigas, regresamos a una hora decente de la noche y en cuanto entro a casa, muy a pesar de haber tomado sólo café descafeínado... Me llega el fantasma del insomnio tipo no-tengo-inspiración-así-que-no-escribiré-nada-y-en-la-tele-hay-pura-porquería. Ok, entro a MSN. Para mi sorpresa, de mis tantos contactos, ni uno solo conectado. Me relleva.


Después de unas largas, largas horas papando moscas en la web, decido ver qué pendejadas ofrece el canal 615. Y ya me habían hablado de ella: más de cuatro personas me decían que debía ver esa película completa, que era yo y mis inseguridades, que cómo no me llamé Abby, que blablabla... Pero como sigo insistiendo en que mi complejo es el de Bridget Jones, pues no pelaba la movie... Hasta que llegó la hora chacualona en que los astros se alínean para que me dé tinta que oh sí, aparezco que ni pintada en la cinta The truth about cats & dogs: la historia de una locutora que enamora a un tipo por su manera de pensar, por su buen ánimo y su sarcasmo, pero que cada que se mira al espejo entiende que, por lo menos para ella, no se hizo el adjetivo hermosa. Cualquier parecido con mi secreta realidad es mera coincidencia...


Una vez terminada la película, francamente, yo quería volver a verla. No sólo quedé fascinada con la historia, también con el personaje de Janeane Garofalo, que interpreta a la susodicha Abby. Ok, estoy segura que no es la mejor película que he visto y también sé perfectamente que para ustedes, mis dos lectores de sololoy, puede ser más currrrrrrsi que la idea de Fey cantando la rola de Abuelito dime tú de Heidi. Pero me gustó la frase que puse al principio y nomás por eso decidí que sería bueno escribir sobre los perros y los gatos, hombres y mujeres, y el extraño complejo que tengo de Cyrano de Bergerac. El final estuvo del cocol, tampoco me creo el "Y vivieron felices para siempre", especialmente cuando supongo que una estadística bastante considerable de terrícolas preferiría pasar la vida en una isla desierta con una de las tres novias de Hugh Hefner (o con las tres si es posible), a pasarla con, no sé, digamos... Virginia Woolf. Pero no se sientan especiales, oh féminas, que también tienen lo suyo: Un millón de veces estar con Tom Cruise (en versión heterosexual) a pasar el día discutiendo con alguien que tiene pinta de Woody Allen.


Ok, que tampoco se diga que me creo la más pinche fea del mundo (sí me lo creo) ni que he arrastrado hasta aquí mis ganas de autoflagelación tan sólo porque ando menstruando. Sólo intento decir que ahora cuando la web te ofrece un mundo al alcance de tu pantalla, pues eso, que resulta chido ver letras pero a la hora con quince ya pediste mínimo una foto. Ok, ya me perdí, es que amanecí de malas porque no he dormido ni dos horas seguidas.


El caso es que me gustó, el caso es que valió la pena mi desvelo tan sólo por el simple hecho de vomitar todo mi sarcasmo desde mi cama y mirando una historia que no me parece del todo tan ficticia. Salvo el final, que ya aclaré.


Así que como dijera conocido charro mexicano: Con esta me despido por el día de hoy, que promete ser venusino pero para mí sólo es un viernes con la ilusión de que el día se logre pintar aunque sea un poquito de color turquesa.






jueves, 4 de septiembre de 2008

Jueves jupiterianos...

Ok, pues despierto, después de senda noche de pleitos, incertidumbres y palabras emotivas, llena de desvaríos y con un sinsabor del que primero sospeché era porque tenía hambre. Pero no, en realidad, últimamente me ha dado por detenerme (un poco por ganas y un mucho porque ando enyesada), para contemplar todo lo que ha pasado en este año. Porque oh sí, mis dos lectores queridos, a mí me da por hacer el recuento de los daños en estas fechas y no en diciembre, donde ya no queda por hacer más allá de tragarnos uva por uva con la esperanza de que el próximo año sea mejor. Pero yo prefiero septiembre, cuando todavía hay tres meses que rebozan de ganas.

Salir, por ejemplo, con el decreto de que uno puede iluminar cada paso, aunque como yo, de repente los dé medio chuecos y entonces me fracture tres dedos y el hueso del que no recuerdo su nombre. Total, los huesos son como el corazón: con el tiempo y el cuidado preciso, pueden llegar a soldar, aunque necesiten rehabilitarse.

¿Todo este tiempo? Bueno, pues reuniones con mis mejores amigos (como habrán visto en la entrada anterior), llamadas, salidas al doctor y muchos sueños: tanto dormida como despierta. Qué les digo, que ando en la etapa más esplendorosa del ser huano: cuando se está en paz desde el fondo hasta lo exterior y no dependemos de resplandores artificiales. Chin, ya me salió lo ardida. Pero me siento bien.

Y como habrán notado, no hay mucho por decir, por lo menos aquí. Ah, claro, tengo que justificar la rola que subí, ¿cierto? Bueno, pues nada, que la traducción me gusta y aunque Abba ni es mi fuerte ni de mi época (¡Oigan, apenas tengo 30 años!), Meryl Streep me fascina y síquesí, voy a ver la película en cuanto se estrene (y en cuanto pueda caminar sin andadera), para que viva la cursilería.

Tan tán.

Y que suene la anarbanda (Uff, papá)


Y LA BANDÍSIMA PRECIOSA QUE SIEMPRE ME ACOMPAÑA... LOS QUIERO, MÉNDIGOS!!!