martes, 7 de febrero de 2012

Amaya


Ella era Amaya Marichal. Una mujer más o menos de mi edad, con un peque, un esposo que amaba y bondadosa hasta el cielo. Hace algún tiempo pude ponerme en contacto con ella para preguntarle por un diseño que quería regalarle a Sergio, cuando recién inauguramos el negocio de hamburguesas. Me respondió súper cálida, linda, de esas personas que les presientes la buena vibra a kilómetros de distancia.

El negocio no prosperó y no volví a comunicarme con ella.

Luego supe que tenía cáncer y que se estaban haciendo un montón de obras para echarle una manita, era lo justísimo, pues ayudó a muchísimas causas y es la co-fundadora de Cuidando sus Huellas, un grupo que se dedica a darle abrigo del cuerpo y alma a muchísimos perritos y gatos en situación de calle.

Hoy, Amaya partió. El cáncer volvió. Pero quiero pensar que no le ganó, que no venció, que no fu él quien se la llevó. Quiero creer que decidió despojarse de su vestido terrenal y cuidar lo que amaba ya libre de ataduras. No lo sé. Lo único que puedo decir es que desde que me enteré una sensación de abandono me trae en la más absoluta desazón. Y que lamento muchísimo su partida, que les envío mucha luz y consuelo a su familia y amigos, pero sobre todo, que ha sido un ejemplo del que he aprendido muchísimo.

Aquí sigues, Amaya. Y para todo el que quiera conocerla, sólo tiene que entrar al mundo, su mundo, El mundo según Amaya.

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