miércoles, 12 de diciembre de 2007

Desayuno continental (Qué bonito es lo bonito, chingao!)


Veamos, veamos... Citando a don Amado Nervo, quiero escribir pero me sale espuma... Con qué empezamos? Bueno, pues esta semana ha sido como surrealista, atípica, linda, tranquila, extraña...


Despierto o mejor dicho, abro los ojos como a eso de las once. Quiero decir, si me dormí a las cinco de la mañana no está tan mal. Un café para iniciar la mañana, porque simplemente no concibo la vida sin café, un cuernito rico riquísimo y a navegar en el limbo del día. Ah sí, mi gata se dio a la fuga. Viridiana es un animalito ojete, caguengue pero que ya se ganó un lugar en la minúscula familia que habita mi casa y pues la extrañamos. Hay quien dice que se largó con su noviogato y un día de estos regresará, eso sí, para convertirme en abuela. Sigamos con la esperanza.


La casa de Albanta va que vuela para convertirse en el refugio mexicano de Santa Claus: arbolitos con esferas por aquí, luces por allá, flores de nochebuena en todos los rincones, muñecos navideños, chale. No, en realidad sólo un año me sentí Grinch y no quise poner pero ni un foquito, ahora, ya reconciliada con la vida, me gusta la idea de hacerle a la Seles una burbuja llena de magia para que sepa alguna vez, que si ser adulto es un asunto medio difícil, el recuerdo de su niñez la hará continuar enmedio de cualquier tempestad. Así que desde hace siete años Santa, Los Reyes, el ratón de los dientes y todos los seres fantásticos en los que yo también un día creí se aparecen constantemente por aquí.


Ah claro, de lo más importante que habría que comentar: un mes de estar con el Pechocho!!! Wow (bueno, GUAU, como decimos nosotros) ha sido como soñar y soñar y seguir soñando. En la madrugada hablamos de un montón de cosas si bien no difíciles por lo menos sí un poquitín densas, y en verdad me dio como el pretexto perfecto para admirarlo y desde luego quererlo mucho, muchísimo más.


Ya decía yo que algo me hace falta, voy por un cigarro.


Listo. Bueno, pues continuemos. Tampoco es que quiera hacer una lista interminable de todo lo que ha pasado en el año, porque este me dio millones de cosas, cierto que me quitó otras pero a mí me parece que con el propósito de conservar un equilibrio. Quiero decir, mi mejor amigo salió del hospital por fin, está junto a mí, mi mejor amiga devastada por la muerte de quien fue el amor de su vida pero sigue, y eso es ya de por sí una oportunidad para que un buen día logre creer que hay vida después de la vida, aún cuando no sea la propia.


¿Y Albanta? Pues rodeada de la gente que ama, cobijada por lo que es y lo que quiere, siguiendo la palabra como único recurso para respirar. Aprendiendo sin detenerse y no pocas veces descansando al filo de la luna, soñando a ojos abiertos y ya purificada después de la crucifixión.


(A lo lejos, suena Fobia: Transformaremos mundos, inventaremos mares que cruzar, si nos perdemos nada pasará... Ahora lo entiendo, amar es liberar... Eres sangre tibia y yo me siento vivo... Ah, qué retechula canción).


Bueno, ha llegado la hora chacualona en que tengo que correr para meterme a bañar, arreglarme o por lo menos hacer el intento y por supuesto, salir corriendo a la oficina.


Y Pechocho de mi corazón, parafraseando a los Maná (ni pex, de vez en cuando me da por invocar a quien no me gusta): Bendita sea tu luz. Te quiero.

1 comentario:

Ricardo Arce dijo...

Hasta me empalagué, pero es de pura envidia.

Qué el año que entra estés más chidoliro.