jueves, 6 de diciembre de 2007

Papapapaletas!!!




Pocas veces disfruto de las paletas. Raro, porque me encanta saborearlas, pero de repente me entra una desesperación marca yomiyomiyomi y entonces las muerdo rápido, rápido, para llegar al centro y descubrir que el chicle es el engaño más ruin de la alimentación: se mastica y se mastica pero ni llena, ni protege de la caries como anuncian los comerciales, ni le cambia a uno el sabor de cebolla, café o cigarro.


Hoy me mandaron a pagar la tarjeta de mi jefe. Me cae que sólo de una gasta en un mes lo que yo gano en dos años. Pero bueno, no importa. Compré una paleta picosita con capas y capas y más capas de dulces de colores que disfruté en el pejebús. Escuchaba Aguas de marzo con Ellis Regina, tarareaba y masticaba, masticaba y tarareaba. La luna no se asomaba pero el frío es rico. Diciembre es un mes que siempre valdrá la pena para cerrar con broche de oro aún cuando el año haya sido escabroso. Qué más da, si se tiene aún la fe de enero.


Por qué traigo a colación los dulces, se preguntarán mis dos lectores consentidos de la vida y del amor, no lo sé. Es jueves de Júpiter, son las veintitrés horas con dieciséis minuticos y mi pechocho no aparece por ninguna parte. Bueno, para él es temprano, su ausencia empieza a hacerse más notoria cuando pasan de las doce de la noche y nada que inicia sesión o marca al celular. Yo estoy viendo un capítulo repetido de Grey's y no tengo ni puta idea de cómo quedaron los PUMAS en el fútbol. Aunque a mí no me encanta ver un partido, en realidad. Pero el orgullo es el orgullo y deseo con tutti mi corazón que mi equipo azul y oro ganen... A ver, vamos a checar el resultado... Veamos, veamos...


Pues marcador final, 0-0. Chale.


Bueno, equis con mi comentario. A ver cómo pinta el domingo.


Resulta que el pechocho ha venido a visitarme y ni un saludito mentador me ha puesto, ¿creerán? Es genial su voz. Tiene un tono así como los chocolates que venden en Sanborn's en forma de tortuga que tiene nueces enterísimas y están cubiertos, evidentemente, por chocolate pero semi amargo, así, riquísimo. Y luego sus ojitos, ¿no? Una cosa bonita, como gomita de azúcar con sabor anís. Ah, qué cosa tan chida.


Sí, no necesitan decirme: soy una cursi cuando me gusta alguien así. Así, quiero decir, como tenía mucho que no me sentía... ¿Cómo se llama cuando no se puede dejar de sonreír, cuando se disfrutan los sueños, los desvelos, las palabras, los silencios, el cielo y la tierra y toda criatura viva que antes no tenía el encanto de ahora? Ah sí: felicidad.


1 comentario:

MIZPAH dijo...

¡Cuánto hace que yo no me como una "paleta"! como tú las llamas. Deberíamos sucumbir algo más a menudo en aquellos placeres que nos colmaban de felicidad cuando, sin problemas, disfrutábamos de la vida con ellas en la lengua.
Todos tenemos jefes que gastan en dos horas lo que nosotras cobramos en dos años, pero eso no les aportará más felicidad que la que tú puedes conseguir con tu "paleta" viajando en el bus.
Felicidad desde "la madre patria" (es me gustó).