jueves, 23 de octubre de 2008

Entre verdes y azulado... a su lado.


Todos los viajes sirven para descubrir o reencontrar. El mío inició en Poza Rica y culminó en el interior azul de Albanta, que alzó el vuelo y giró, no lo creerán, hacia la aceptación. Fue volver al mar (donde parten las estelas y prometen los caminos, mar donde los cielos mismos aprendieran a volar, diría Delgadillo), nueve años después de aquella vez en Huatulco, cuando le hablé a medianoche y le supliqué me diera la oportunidad de volver a saberlo. Dicen que las cosas llegan no cuando las deseas sino cuando en realidad las necesitas... Y ahí estuve, viéndole estrellar su espuma y perderse entre mis ojos hasta que ya no supe cuándo fue agua y cuándo fue cielo. Igual que sentí con mi Tenampa emocional kafkiano, que partí y compartí con él tal vez un poco menos de diecinueve días y quinientas noches, pero un poco más de media semana y un sueño eterno, que volviendo a parafrasear a Sabina, hay besos que te los dan y resucitan a un muerto...


Entonces, esta crónica que no pretende serlo es, mejor dicho, el escaso recurso que tengo en este momento. Las musas andan de viaje. Y las he dejado marchar, cómo no, si después de todo, ellas me permitieron salir de mi ratonera y caminar con pies descalzos en el Tajín recién lavado por la llovizna que sólo terminó el último día de mi estancia en Poza Rica.


¿Pesadillas? Tuve dos. Y fuertes. Pero dice mi amiga Nancy que está comprobado que el 99% de ellas no llegan a realizarse, por lo que me siento tranquila dentro del porcentaje mayoritario y sé, más que por presentimiento por decreto, que en cualquier lugar y a cualquier hora, vendrá a mi tinta y a mi alma el dios de las pequeñas cosas, el que te regala felicidad como si fueran lunetas multicolores. En tanto, yo voy a dibujar mariposas en mis sueños, que se ha hecho de madrugada y necesito apagar los ojos para que la enfermedad, aquella que me persigue y de vez en cuando me alcanza, pase de largo y no sepa dónde me escabullí...

1 comentario:

MIZPAH dijo...

Ojalá no te encuentre.
Besos desde la orilla.