miércoles, 26 de noviembre de 2008

Treinta años tenía Martina...


Dentro de cuarenta y nueve minutos, dejo de cumplir treinta años. Apenas me entero que tengo casi la edad de Heidi, Garfield, la desaparición de tantos jóvenes en la plaza de Mayo, la muerte de Elvis, inicio de la música disco, el inicio de Star Wars... bueno, ya no le sigo porque entonces deja de ser mi celebración.


Tengo que estar despierta para las doce de la noche. Encenderé una vela que, sin pastel, tendrá todos los deseos que guardo para que los próximos 365 días mi vida sea una constante de suspiros, sorpresas bienaventuradas, caminos por descubrir y con la mochila muy, muy ligera por si hay que descansar en el viaje.


No sé qué me espera este día. Ni mañana, ni siquiera tengo ganas de averiguarlo. Me siento bien, con ánimo de continuar, y esta palabra que lleva desvelos, hematomas emocionales y algunos raspones del alma no se cansa de agradecerles, a todos los que me leen, silenciosos o no, el pasar por aquí y detenerse para darle color a los desvaríos de esta Albanta que hoy anochece con treinta años y amanecerá con treinta y uno, pero siempre, siempre, en Azul. ¡Cómo de que no!


He dicho. Las últimas palabras de una -casi- recién estrenada treintañera. Una edad perfecta para comenzar, recomenzar y continuar si se tiene toda la fe del universo para que sea él quien me ayude con lo que soy y con lo que espero ser.


Feliz cumpleaños, Verónica Pineda.


P.D.- Mañana les presumo mi pastel cumpleañero.

2 comentarios:

FerGil dijo...

Aggg... no se si te llegó mi mensaje de cel, pero por si las moscas, te pongo aquí lo mesmo:

Feliz cumple!!! Te mando un abrazo koala (ahora es mi turno, jejeje) y los mejores deseos de parte de Maite y míos, oh estimada editora (aunque aún no editemos lo que editaremos).

Anónimo dijo...

Muchísimas Felicidades!!

Ya verás que todos tus anhelos se cumplirán y hasta los que no se te anhelaste pero que te harán Feliz.

Tu segundo lector
jm