martes, 6 de enero de 2009

Todos tenemos un karma


El mío se llama Diablo Guardián. Algunas veces, cuando se porta bien y me molesta muchísimo, le digo Rarito. En ocasiones, cuando ya no me molesta sino me jode, le digo Raro. Y pocas veces, Extraño. Ahora él está trabajando. Conectado, pero en el trabajo que puede distraerle aunque sea un poco, como a mí, de tanta mierda que hay afuera de las palabras escritas.

No sospechaba que un karma pudiera hacer tanto bien. Es decir, sé que a veces me incomoda y tiene ese don sospechoso y esquivo de llegar y atreverse a reir... Es ahí cuando las cosas se ponen solitas en su lugar y todo adquiere una lógica auténtica, certera, clara. Otras, cuando su depresión lo come y entonces él se vuelve de humo y güisqui -recién aprobado por la RAE-, pues tengo que hacer lo propio y disolverme poco a poco, con Marlboro y Johny Walker, no para que se sienta acompañado. Él no quiere estar acompañado. Ni siquiera para que sienta. Tal vez para que sepa que tiene la maldita facilidad de acondicionarme un trozo de su tristeza y hacerme pasar a ella hasta que me inunde y pueda explicarme desde su retorcida alma (que la tiene, lo crea o no) todo el universo y la constelación de esperanzas que me hacen seguir en pie, aunque, citando a Silvio, sin Rey Mago.

Mi karma es así: un extraño más y un desconocido menos. Un hombre sabor a almendra que nunca se fue y que siempre ha vuelto. Porque oh sí, los karmas tienen sabor. Además, pocas veces, pero son premios, sabe hacer una mueca que es muy parecida a una sonrisa. En realidad su sarcasmo es la única forma que tiene de hacerme saber de qué humor se encuentra. Porque cuando nos lleva la purititita chingada, se desdibuja y habla con propiedad. Un karma también sabe hablar con propiedad.

¿Y cómo le dices a un karma que lo quieres mucho, que no sabes ni quieres saber porque cuando sabes se pierde el efecto que ya se tiene casi acordado de no decirse nada bonito porque entonces ya deja de ser karma y se convierte en bendición? Ya me trabé. Todo es hablar de cosas buenas y uno se apendeja.

Tal vez convenga no decírselo. Uno nunca sabe cuándo los karmas están de ánimo para escuchar cosas buenas. Pero como sé que no me leerá, no de momento, puedo decir lo que yo quiera, además, muy mi blog y es el primer escrito de este año. Así que puedo ¿verdad?

Ay karma... Es como que te asentaste y entonces fue volver a respirar. Es decir, no porque cambiara algo, porque ha cambiado tanto que no vale la pena hacer recuentos vanos. Es sólo el hecho de hablar con alguien y saber que ahí está, entendiéndome, molestándome, retándome, acompañándome. Y eso, Rarito, es lo que no tiene punto de partida ni de llegada para retribuirse. Que tengas las bendiciones necesarias e innecesarias. Que todos los astros puedan alinearse y hacer de ti un... un karma feliz. Para que yo, desde mi melancohólica guarida azulesca, pueda asomar y de reojo saberme feliz también.

Sí, mucha querencia. De la buena, que no pide excusa ni pretexto.


¿Por qué hoy? Bueno, digamos que es parte de lo que los Reyes te dejaron por aquí. Y porque no sabía de qué forma poder estar ahí. Así que encontré esta.
¿Por qué a ti? Eso quisiera saber... Pero ¿quién dijo que los ángeles caídos no son una bendición?

P. D.- Yo creo, y si tú crees... Habrá que creer. ¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?

4 comentarios:

Mefisto dijo...

A veces el hecho de sentir responde a la necesidad de estar.
La conveniencia de estar tiene que ver con el hecho de ser, además, el hecho de estar responde a la necesidad de sentir.
quizás en un un universo paralelo ocurran cosa que desdeñen a los Reyes Magos.
Nunca creas que la lectura no será inmediata

Mefisto dijo...

A veces el hecho de sentir responde a la necesidad de estar.
La conveniencia de estar tiene que ver con el hecho de ser, además, el hecho de estar responde a la necesidad de sentir.
quizás en un un universo paralelo ocurran cosa que desdeñen a los Reyes Magos.
Nunca creas que la lectura no será inmediata

FerGil dijo...

Pues mira que si éste es el nivel que mantendrás durante el año, que se cuiden Saramago y Paz...

Te mando un abrazo y un par de ojos lectores.

MIZPAH dijo...

AMEN... No puedo decir mucho más...