jueves, 4 de septiembre de 2008

Jueves jupiterianos...

Ok, pues despierto, después de senda noche de pleitos, incertidumbres y palabras emotivas, llena de desvaríos y con un sinsabor del que primero sospeché era porque tenía hambre. Pero no, en realidad, últimamente me ha dado por detenerme (un poco por ganas y un mucho porque ando enyesada), para contemplar todo lo que ha pasado en este año. Porque oh sí, mis dos lectores queridos, a mí me da por hacer el recuento de los daños en estas fechas y no en diciembre, donde ya no queda por hacer más allá de tragarnos uva por uva con la esperanza de que el próximo año sea mejor. Pero yo prefiero septiembre, cuando todavía hay tres meses que rebozan de ganas.

Salir, por ejemplo, con el decreto de que uno puede iluminar cada paso, aunque como yo, de repente los dé medio chuecos y entonces me fracture tres dedos y el hueso del que no recuerdo su nombre. Total, los huesos son como el corazón: con el tiempo y el cuidado preciso, pueden llegar a soldar, aunque necesiten rehabilitarse.

¿Todo este tiempo? Bueno, pues reuniones con mis mejores amigos (como habrán visto en la entrada anterior), llamadas, salidas al doctor y muchos sueños: tanto dormida como despierta. Qué les digo, que ando en la etapa más esplendorosa del ser huano: cuando se está en paz desde el fondo hasta lo exterior y no dependemos de resplandores artificiales. Chin, ya me salió lo ardida. Pero me siento bien.

Y como habrán notado, no hay mucho por decir, por lo menos aquí. Ah, claro, tengo que justificar la rola que subí, ¿cierto? Bueno, pues nada, que la traducción me gusta y aunque Abba ni es mi fuerte ni de mi época (¡Oigan, apenas tengo 30 años!), Meryl Streep me fascina y síquesí, voy a ver la película en cuanto se estrene (y en cuanto pueda caminar sin andadera), para que viva la cursilería.

Tan tán.

No hay comentarios: