lunes, 19 de febrero de 2007

Pos seguimos cantando...

Volver a mí

Fito Páez

Estoy tragándome el dolor
mordiendo el polvo del amor
vivo solo y encerrado en una gran habitación
esperando una maldita decisión
pensándolo un poco mejor
no sé quién te crees que sos
no me vas a hacer el juego
soy la luz y soy el gas
y ya no me queda tiempo para vos...

Es hora de volver a mí, a contar
las cosas que me hacían bien, de verdad
es hora de volver a mí, a cantar
yo necesito ver el sol, de verdad,
tenías que fallarme así
no es fácil hacerme sufrir
pero vos tenías las llaves de la ventana
que da al infierno aquél
y yo estaba entre la espada y la pared...

No puedes explicármelo
no hay forma de explicárselo
es posible que me traigas un perfume del pasado
pero nunca más el néctar de la flor
es hora de volver a mí, a contar
yo necesito ver el sol, de verdad
es hora de volver a mí, a cantar
las cosas que me hacían bien, de verdad
es hora de volver a mí, a cantar
es hora de volver a mí, a brillar
es hora de volver a mí, una vez más
yo necesito ver el sol de verdad

(N. de A. ash, ya no repito qué significa...)

Y es que en verdad las canciones tienen bien escondida la dosis exacta de paracetamol para estos dolores del alma. Uno jamás debiera olvidarse de cantar. De hecho, el único olvido que tendría que estar permitido es el de las cosas que un día nos hicieron el daño irreversible y no se dieron tiempo para remendar la herida. La esperanza es un recurso no renovable que habría que cuidar mejor. Sin entregarla a cualquiera. Quizá por eso he dejado de hablar de los sueños y el destino desde que entendí que las promesas son bastante cuestionables a la hora de pedir factura. Quizá entonces mis desvaríos obedezcan a que si dejo de creer por un momento, siento que muero. Pero, no sé cuántas vidas he agotado en este respirar sin miramientos. Sip, su Albanta anda chípil.

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