viernes, 23 de febrero de 2007

De Antonio Gala y el arte de ser el que ame...


TENGO LA BOCA AMARGA...

Tengo la boca amarga y no he mordido;
el alma, atroz, y la canción, tronchada.
No sé qué fuerza traigo en la mirada,
ni qué traigo en mi cuello, de vencido.

No sé ni cómo ni por qué he venido.
Esto es todo: llegué; no sé más nada.
No me importa el quehacer ni la jornada,
y me da igual herir que ser herido.

La sangre, a punto, se impacienta y arde
por inundar la alcoba a la que vine,
donde fui tan feliz que fui cobarde.

Sólo pido al amor que no se obstine.
Me sentiré a su orilla cualquier tarde
para que alguien, de paso, me termine.


1 comentario:

Anónimo dijo...

La poca educación que tenía la perdió hace ya mucho tiempo.