domingo, 11 de febrero de 2007

De cupidos y cosas piores...

Siempre es lo mismo: cada año, de manera inevitable, festejo el 14 de febrero con un rito especial. Lo primero es hacerme de un arsenal considerable de películas de terror. ¿Palomitas? No. Una Magnum de almendras y muchísimas lunetas multicolores. Nada de cartas, ni llamadas, ni otra cosa que ponga en la tabla de descompensación mi irremediable destino (y desatino): yo no nací para festejar un día semejante.

¿Y qué si no hay nadie junto a mí el día del amor? ¿Y qué si ese día no quiero ir al cine porque todo mundo pretende demostrarle a todo mundo que tiene alguien con quién salir? ¿Qué hay de las personas como yo, que no me dice nada un día tal?

A
y, sí, lo confieso: Por alguna extraña razón, cada día de San Valentín me quedo solapa. Al principio supuse que mis relaciones pretendían de manera tácita y conciente ahorrarse el regalo. Después sospeché que era yo la que se quería ahorrar la molestia de tanta aglomeración y por eso me escondía en los recovecos de mi guarida biónica. Como diría E. T: my home.

Hasta que caí en cuenta, y creo que ya lo he dicho en montones de lugares, que todo se debe a que el amor apesta. A que yo estoy exiliada hace mucho tiempo ya de los suspiros y los sueños con globos y chocolatitos encerrados en cajar con forma de corazón. Que mi alma fue entregada en sacrificio una noche aciaga por la colonia Roma a los perros que vagaban igual que yo: perdidos en la inmensidad de la chingada. La única diferencia entre ellos y yo era, quizá, el hecho de que los canes tienen olfato y miden el peligro. Yo en cambio, como Olga Román: "Si me da miedo asomarme, me asomo más todavía". Así que lo dejé ahí, destrozado y sin vida, para irme despacito y sin alharacas a entender que hay muchos muertos como yo, que respiran sólo con el cuerpo y nunca (¿segura que nunca, Albanta?) vuelven a sonreir con el alma.

Qué se le va a hacer, ¿verdad?

Y ya al final del día del amor, una voz que navega en mi interior me dice abochornada: "Pero es el último año que estamos solas". La peor parte es que aún le creo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como anillo al dedo y te has convetido en mi escritora favorita, no hace falta que tengas un reconocido nombre para tener fans, creeme, soy tu seguidora y si me dejas, sere tu pupila, cómo vez?

Nitza